En estos tiempos en los que niños, adolescentes y jóvenes dedican cada vez más horas a los videojuegos, ordenadores, móviles, redes sociales, etc. con el sedentarismo que ello supone, y mientras en la escuela el sistema educativo impone a los alumnos estar largas horas sentados en los pupitres, los neurocientíficos nos dicen que el cerebro mejora sus funciones cognitivas a través de las actividades físicas.

Así lo revela un estudio de la Asociación Americana de Pediatría  publicado en la revista Pediatrics, donde investigadores de la Universidad de Illinois encabezados por el doctor Charles H. Hillman, analizaron durante un año a 220 escolares de entre siete y nueve años a través de un programa de ejercicios después de clases.

¿Su objetivo? Evaluar el efecto de la actividad física en el cerebro y en los índices de control ejecutivo en preadolescentes, que es el que más impacta en el rendimiento académico. El manejo ejecutivo consiste en la inhibición (la capacidad de resistir distracciones o hábitos para mantener la atención), la memoria de trabajo (mantener y manipular mentalmente la información) y la flexibilidad cognitiva (multitarea).

Los niños del grupo de intervención no sólo mejoraron su estado físico respecto del grupo de control, sino que exhibían mejoras sustanciales en sus puntuaciones en cada una de las pruebas cerebrales de la función ejecutiva, especialmente las relacionadas con la «inhibición atencional» (la capacidad de bloquear la información irrelevante y concentrarse en la tarea en cuestión), la capacidad de almacenar información y la flexibilidad cognitiva.

Estudios a nivel mundial citan al ping-pong como el deporte rey entre los más potencialmente útiles para desarrollar las habilidades cognitivas. Se puede decir que es medicina natural para la mente. Mejora los reflejos, el equilibrio, perfecciona la precisión de movimientos y lo mas importante, mejora notablemente y multiplica por 4 la capacidad de concentración.

Fuente: http://adopcionpuntodeencuentro.com

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